16 mayo 2008

John Lennon, el soñador de pelo largo

Mi primer canción en la guitarra fue "Yesterday". Inchi rola, la primer pisada y con cejilla, yo chillaba mentándole la maraca al Macca por no haberla puesto más facilita pero ahí taba el inchi Messy Blues teeeeeeerrrrrcoo duro y dale hasta que me salió la wey. Perdón el lenguaje, tenía ganas de echarlo fuera porque ese Macca me ha hecho sufrir por sus malditos acordes elaborados (por ejemplo un C6maj#aug ahí humildemente en "Back seat of my car") pero gracias a Sir Paul McCartney es que ahora toco la guitarra, aunque me la pase diciendo que fue por Harrison. Claro, por George me dio por la guitarra líder, eso sí.

Pero John Lennon era la figura principal y siempre lo ha sido para mí. Leer a los 10 años la biografía escrita por Hunter Davies sobre ellos me hizo acercarme mucho a la vida de Lennon y sus vivencias de hijo abandonado por los padres en casa de la Tía Mimi que fue en sí una madre para él. Su adolescencia llena de dolor y resentimiento después de que su verdadera madre, Julia, fue atropellada por un policía ebrio justo cuando acababa de hacerse amigo de ella y la posterior muerte en 1961 de uno de sus mejores amigos, Stu Sutcliffe en ese entonces bajista de los beatles, y eventualmente el aprisionamiento del que fue objeto por la sobreexplotación de la beatlemanía creada por el judío Brian Epstein hasta el día en que conoció a Yoko Ono. La mujer mas despreciada por los beatlefans pero la única que supo asomarse al alama de Lennon ciertamente dicho.

Lennon el radical, el beatle mayor, el de la fuerte personalidad, el inspirador de todos los beatles mismos y de sus seguidores hasta el final, el que mereció que el mundo se detuviera por un buen rato después de diciembre 8 de 1980. El que fue capaz de mandar por un tubo a la banda mas grande del mundo y el que aún hoy cada 8 de diciembre pone de luto al mundo musical a cualquier nivel.

Lennon el músico, el gritón que después de hacer famosa "I am the walrus" dijo en otra canción que la morsa era Paul y que hasta hizo una canción en respuesta a que todos llamaban "Monito" a Yoko Ono (Everybody's got something to hide except for me and my monkey) y el único que se lanzó a tocar en vivo cuando el resto de la banda había decidido no hacerlo. El que enarboló la bandera de la paz y se hizo a la redención para traer a su hijo Sean sacrificando incluso su vida familiar con su hijo Julian y que fue capaz de cambiarlo todo por su amor a la enigmática Yoko, la gran y nunca bien ponderada Yoko.

El gran loquillo Lennon, tan niño como no pudo serlo en su tiempo y tan hombre como para enfrentar a la reina de Gran Bretaña y al gobierno de Estados Unidos y que por ello estuvo a punto de ser deportado como Charles Chaplin y al que eventualmente la CIA de Nixon mandó cobrar viejas cuentas.

Ese ocho de diciembre. Nueve cuarenta y cinco y la noticia se corrió como reguero de polvora: "El Exbeatle John Lennon fue balaceado en las puertas del edifico Dakota de Nueva York falleciendo en el hospital Roosevelt", nadie lo podía creer. Ese día, el día de luto en toda Beatlelándia nos habían arrebatado a la figura principal y todos lloramos por esa pérdida. Ese día, cuando diciembre parecía triste por primera vez y los cascabeles navideños sonaban a lo lejos pero no tenía sentido el sabor de nochebuena. Ese día cuando las lágrimas rodaron al canto de "Give peace a chance", cuando de nada nos servía rezar decía Machado, y cuando nunca una canción triste de los beatles nos había parecido tan triste.

John Lennon, el gran soñador de pelo largo que nunca permitiría que las guerras fueran mas importantes que la humanidad incluso al costo de tener que decir que en estos tiempos de valores vacíos los beatles comenzaban a ser mas populares que Cristo.

¡¡¡¡¡Viva John Lennon!!!!!

1 comentario:

Ernesto dijo...

Buen post Messy, un tanto cuanto apasionado. Así veía yo a Lennon hace algunos años. La verdad es que con el tiempo he perdido el romanticismo y me resulta difícil seguir viéndolo de esa manera. Siempre será para mi un genio, pero el aura de santidad creo que ha sido mas producto del mito creado en torno a él, que una realidad.

Saludos